lunes, 3 de agosto de 2015

A un año de Río-2016, las obras avanzan sin parar



A 12 meses de que la llama olímpica se encienda por primera vez en un país tropical (Brasil), Río de Janeiro, cuna de la samba pero también manchada por la violencia y el caos, es un colosal cantero de obras que avanzan a buen ritmo. Grúas, tractores y camiones demuelen, construyen y trajinan ruidosamente, levantando polvaredas. Apartamentos enteros tiemblan mientras bajo tierra un nuevo túnel del metro se abre paso.

“Vemos con un nivel de satisfacción muy grande que vamos a poder entregar en forma cronológica todas las obras”, dijo el ministro de Deportes, George Hilton.

Tras el éxito contra todo pronóstico del Mundial de fútbol de 2014, luego de retrasos y violentas protestas, la presidenta de Brasi, Dilma Rousseff, promete unos Juegos “perfectos” en los que 10.500 atletas de 205 países competirán en 42 disciplinas por 306 medallas.

Los expertos alertan sobre las promesas incumplidas de descontaminación de las nauseabundas aguas de la Bahía de Guanabara, quizá el basurero más bonito del mundo, donde se disputarán la vela y el windsurf. “No hay un segundo que perder”, advirtió la semana pasada Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacionaln (COI), y anticipó que las obras se extenderán hasta el día de la apertura de las Olimpiadas, el 5 de agosto de 2016.

“Los Juegos van a tener lugar. Pero algunas de las obras no terminaron aún y eso es preocupante”, dijo Lamartine DaCosta, experto en Juegos Olímpicos de la Universidad de Río (UERJ) y editor de un libro sobre el futuro de los megaeventos deportivos.

Entre los desafíos de los organizadores, “el mayor es la limpieza de la bahía de Río”, advirtió el mandamás del COI. Además de inquietudes sobre la salud de los atletas en contacto directo con materia fecal, la basura flotante puede reducir la velocidad de las embarcaciones, con consecuencias catastróficas para los competidores.

Cerca del 75% de las aguas servidas de los 12 millones de habitantes del área metropolitana de Río no son tratadas, y gran parte desemboca directamente en esta bahía de idílico paisaje. Las autoridades de Río comenzaron prometiendo que limpiarían toda la bahía, luego bajaron la meta al 80% y ahora el gobernador de Río, Luiz Fernando Pezao, afirma que no sabe cuánto podrá limpiarse.

Brasil recibirá a miles de atletas

Participantes

Se estima que aproximadamente 10.500 deportistas competirán en 42 discplinas, que otorgarán un total de 306 medallas.

Bolivianos

Hasta el momento hay dos atletas nacionales que obtuvieron la marca mínima: Marco Rodríguez (marcha) y Karen Tórrez (natación).

Paralímpicos

Luego de los Juegos Olímpicos se desarrollarán los Paralímpicos, del 7 al 18 de septiembre de 2016, también en Río.

Hay cinco desafíos de seguridad

Un asalto a mano armada, un tumulto en un estadio y hasta un ataque terrorista: los escenarios son múltiples, pero las autoridades confían en que su plan de seguridad garantizará el éxito de Río-2016. La seguridad de los 10.500 atletas y de los cientos de miles de turistas que viajarán a Río para participar de los Juegos Olímpicos estará a cargo de 85.000 efectivos, el doble que en Londres-2012, incluidos 38.000 militares. Brasil tiene cinco desafíos: Primero, es que en promedio de 3,4 personas fueron asesinadas cada día en el primer semestre del año.

Segundo, Brasil no es un blanco tradicional del terrorismo, pero no puede bajar la guardia. Para ello el Ejército cerrará el espacio aéreo cuando lo considere pertinente. Los drones estarán prohibidos y sobre la Villa Olímpica no se podrá sobrevolar nunca durante los Juegos.

Tercero, con el apoyo de Interpol, Brasil diseña también una estrategia para prevenir ataques cibernéticos durante los Juegos, blindando los sistemas de hackers, que puedan generar caos. Cuarto, el legendario estadio de fútbol Maracaná, sede de la final del Mundial; el estadio de atletismo y el parque olímpico de Deodoro están ubicados en barrios rodeados por grandes favelas, donde se reforzará la presencia policial.

Quinto, no hay señales de que las manifestaciones espontáneas contra la organización del Mundial 2014 y la FIFA, que generalmente terminaron en violencia, se repitan en los Juegos de 2016, aunque tampoco se esperaban durante la Copa Confederaciones de 2013 y sorprendieron cuando convocaron a más de un millón de personas a través de las redes sociales.

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