El atletismo de los
Juegos de Río-2016 bajó el telón y de nuevo, por tercera vez
consecutiva, la estrella fue Usain Bolt. En su despedida olímpica, el
jamaicano logró lo que ha sido bautizado como el 'triple-triple', los
tres oros de la velocidad en tres Juegos Olímpicos consecutivos.
En Río lo hizo sin que la llama olímpica estuviera en el Estadio, el
Engenhao, que albergó las pruebas de atletismo, ya que los organizadores
decidieron que el fuego estuviera ardiendo en el centro de la ciudad.
De este modo, los éxitos de Bolt no estuvieron iluminados por la llama
olímpica, como ocurrió cuando ganó el oro en 100, 200 y 4x100 metros en
los Juegos de Pekín-2008 y Londres-2012.
"Ya no necesito probar nada más. ¿Qué más puedo probar? Soy el más
grande", señaló Bolt cuando ganó su segundo oro en Río, en 200 metros,
recordando al exboxeador Mohamed Alí, fallecido este año.
"Estoy tratando de ser uno de los más grandes (de la historia del
deporte). Quiero estar entre Mohamed Alí y Pelé. Espero que tras estos
Juegos esté en ese grupo", afirmó.
Bolt no necesitaba ganar los tres oros que consiguió en Río-2016, pero
un nuevo triplete reforzó su lugar en la historia del olimpismo.
"Alguien dijo el año pasado que si lograba un nuevo triplete en
Rio-2016, me convertiría en inmortal", afirmó Bolt durante los Juegos.
Inmortal, eterno, leyenda, los calificativos se agotaron para describir las hazañas de Usain Bolt.
En su despedida olímpica, ya que en Tokio-2020 tendría 34 años, fue el
gran triunfador una vez más, estando en una escala inferior Mo Farah,
con su segundo doblete en unos Juegos en las pruebas de 5.000 y 10.000
metros, y la jamaicana Elaine Thompson, la reina de la velocidad con los
oros en 100 y 200 metros.
Junto a ellos tres, la estadounidense Allyson Felix también ganó más de
un oro, al estar en el cuarteto vencedor norteamericano de los relevos
4x100 y 4x400 metros.
Eso le sirvió para tener seis oros olímpicos en su carrera y convertirse
en la atleta femenina con más títulos de todos los tiempos.
Abundaron las estrellas y la emoción pero fallaron las marcas, en
general muy discretas, aunque se batieran tres récords del mundo,
destacando el que batió el sudafricano Wayde Van Niekerk en los 400
metros (43.03).
Van Niekerk superó el récord que el estadounidense Michael Johnson poseía desde hace 17 años (43.18).
La joven etíope Almaz Ayana, de 24 años, marcó un tiempo estratosférico
en los 10.000 metros (29:17.45), mejorando en más de 14 segundos el
registro de la china Wang Junxia (29:31.78), que se había mantenido
durante 23 años.
El otro
récord del mundo lo consiguió la polaca Anita Wlodarczyk, que ganó el
oro de lanzamiento de martillo, con una marca de 82,29 metros, mejorando
su anterior registro de 81,08, que estaba desde el 1 de agosto de 2015.
El atletismo latinoamericano, pese a los oros logrados por la
colombiana Caterine Ibargüen en triple salto y el especialista de
garrocha Thiago Braz, obtuvo su peor cosecha de medallas desde
Seúl-1988, con cinco en total.
Estados Unidos, con un total de 32 medallas, trece de ellas de oro, fue
el gran triunfador de atletismo en los Juegos, seguido de Kenia, que
logró el primer doblete en hombres y mujeres de maratón, con trece
podios, seis de ellas de oro.
Jamaica, tercera en el medallero, con once preseas, también cosechó
seis oros por medio de Usain Bot, con tres, Elaine Thompson, con dos, y
Omar McLeod, que ganó en 110 metros vallas.
Por primera vez no estaba Rusia en el medallero, debido a la sanción al
atletismo de ese país, por las acusaciones contra él por dopaje de
Estado.
Solo una
representante rusa, Darya Klishina, novena en salto largo, pudo competir
en Río-2016, ya que la IAAF la permitió participar al vivir en Estados
Unidos.
En Tokio-2020 volverán probablemente los representantes rusos, pero no estará Bolt. Y se lo extrañará. (21/08/2016)
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