domingo, 30 de agosto de 2015

Favela resiste la embestida de las obras olímpicas



En Brasil, hay personas que viven entre los escombros. Son poco más de 20 familias que se niegan a abandonar su favela, ubicada en la frontera del Parque Olímpico de Río de Janeiro. Luchan contra el desalojo a cualquier precio.

Los Juegos Olímpicos 2016 están cerca, pero sus convicciones no entienden de plazos.
A sólo un año del evento deportivo, más del 90% de los residentes del asentamiento Vila Autódromo ya aceptaron la indemnización y accedieron a que sus casas sean destruidas. Pero otras familias se rehúsan a dar el brazo a torcer y viven en un pueblo fantasma, donde el agua y la electricidad llegan con poca frecuencia.
Es una favela que hasta el momento permanecía en el anonimato. Es que no posee la violencia de los asentamientos que llegaron a la fama en Brasil. Es una comunidad donde muchos de los residentes han vivido durante más de 40 años. Sin milicia, tráfico de drogas o pandillas. Un barrio tan humilde como limpió de Río de Janeiro.
Las 450 familias que ya se marcharon de Vila Autódromo son sólo una pequeña parte de más de 20.000 familias reubicadas desde 2009 en el estado de Río de Janeiro, muchos de ellos para dar paso a proyectos olímpicos.

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