lunes, 16 de noviembre de 2015

Los escándalos por dopaje no mataron a los deportes

La confirmación de la existencia de un programa sistemático de dopaje en el atletismo ruso se recibió como uno de los golpes más bajos que ha recibido el deporte en su historia.

La magnitud de lo expuesto en el informe de la comisión de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) generó expresiones como “traición”, “destrucción de la confianza del público” o el “día más oscuro” del atletismo, hasta el punto que muchos temen por el futuro del deporte rey de los Juegos Olímpicos.

El presidente de la Federación Internacional de Asociaciones de Atletismo (IAAF, por sus siglas en inglés), el británico Sebastian Coe, reconoció que ahora se enfrentan a “un largo y difícil camino para la redención”.

El problema es que no es la primera vez que un escándalo “amenaza” con destruir un deporte. Y para alivio del atletismo, los deportes no sólo han sobrevivido, sino que incluso crecen en alcance y beneficios económicos.

En lugar de la “tóxica epidemia de dopaje” revelada por la comisión de la AMA, se podría escribir el programa de dopaje de Alemania Oriental, los boicots olímpicos, el canadiense Ben Johnson, el caso Festina, la corrupción en Salt Lake City, Balco, FIFA, Lance Armstrong.

La lista es interminable, pero allí siguen con más repercusión que nunca los Juegos Olímpicos, la Copa del Mundo de fútbol, el Tour de Francia o el béisbol de las Grandes Ligas en Estados Unidos.

El efecto que generan noticias como la que involucró al atletismo ruso impacta, pero ya no sorprende como reflexionó el redactor en jefe de deportes de la BBC Tom Fordyce.

“Los deportes de élite existen porque la gente los mira, siguen y leen. Los patrocinadores aparecen porque hay gente interesada. Y hay gente interesada porque creen en lo que ven. Si se pierde esa confianza todo se caerá”.

El punto es que los aficionados, que son la base en la que se sustentan los deportes, parecen tener una coraza que repele todo tipo de noticias negativas.

O tal vez sea una mente selectiva que sólo mantiene en la memoria los momentos sublimes de los principales actores deportivos, los Usain Bolt, Nadia Comaneci, Roger Federer o Stefie Graf.

Recordemos cuatro casos en los que, tras haber estado involucrado en un escándalo, el deporte ha reflotado con más fuerza, como ser “la corrupción en Salt Lake City”, “la FIFA y el fútbol”, “el renacer del Tour de Francia” y los “Esteroides y el béisbol”.

El abogado deportivo Richard McLaren, quien formó parte de la comisión de la AMA y estuvo involucrado en la investigación de Mitchell, dijo que hay lecciones que el atletismo puede aprender.

“Fue algo que impactó mucho y ha tomado un número de años enderezar el rumbo”, señaló.

“Pero ahora están en una mejor posición y no tengo dudas de que el atletismo se recuperará de todo esto también”.

Eso se sabrá cuando en menos de un año se encienda la llama de los Juegos Olímpicos en Río 2016.

Será el momento cuando Usain Bolt y compañía paralicen al mundo durante poco más de nueve segundos.

El renacer del Tour de Francia

Si hay un deporte que refleja que hay caminos para sobrevivir tras ser golpeado continuamente por escándalos de dopaje es el ciclismo.

Desde que se destapó el caso Festina en 1998, la UCI y la prueba más famosa de su calendario, el Tour de Francia, han estado bajo la lupa por su relación directa con el dopaje.

Cada uno de los ciclistas rodaba con un signo de interrogación en sus espaldas, que aumentaban de tamaño cada vez que surgía un nuevo caso de dopaje.

Pero ni la aparición de la Operación Puerto en 2006, ni la confesión de Lance Armstrong siete años después pudieron darle la estocada final al deporte de las dos ruedas.

Hubo empresas que abandonaron el pelotón, como las televisoras alemanas ZDF y ARD o la entidad financiera holandesa Rabobank, que puso fin a 17 años de patrocinio, pero otras han ocupado sus lugares.

“Para los patrocinadores, el Tour brinda una larga exposición en el terreno (con más de un millón de espectadores en algunas etapas), tres semanas de una extensa cobertura televisiva y una numerosa y creciente afición a través de Internet y redes sociales”, explicó Bill Wilson, periodista de economía y negocios de la BBC.

Chet Pipkin, director ejecutivo de la empresa estadounidense Belkin, que asumió el lugar de Rabobank, aceptó que “se siente incómodo cuando la gente trabaja fuera de los límites de lo que es honesto y correcto”.

“Nuestro acuerdo cubre tres toures, pero esperamos estar involucrados por muchos años más”, dijo.



Corrupción en Salt Lake City

Sacudió las columnas del Comité Olímpico Internacional, que suspendió a seis de sus miembros por aceptar sobornos para elegir a la ciudad estadounidense como sede de los Juegos Olímpicos de Invierno en 2002.

Surgieron dudas sobre la credibilidad del llamado movimiento olímpico, pero no hubo repercusión alguna en el aspecto deportivo.

Los juegos de Salt Lake City registraron cifras récord para la época en audiencia, con más de 2.000 millones de televidentes, y beneficios, con ganancias superiores a los $us 2.100 millones.

El caso de corrupción obligó a una reestructuración interna y cambios en cómo el COI elegía las ciudades sedes de los Juegos Olímpicos, transformación que ha impulsado las ganancias del organismo que en el último periodo financiero (2009-2012) registró beneficios por $us 8.046 millones, casi el doble que lo alcanzado entre 2001 y 2004 ($us 4.189 millones).



La FIFA y el fútbol

Si bien fue en mayo de 2015 que se destapó el escándalo de corrupción en la FIFA que generó la suspensión de su presidente, Joseph Blatter, y de uno de los aspirantes a sucederlo, Michel Platini, el máximo organismo del fútbol en el mundo lleva lustros bajo sospechas de esconder irregularidades en el deporte.

Pese a ello, el balón nunca ha dejado de rodar y su popularidad es cada vez mayor.

Desde que en 2010 se suspendieron a dos miembros del Comité Ejecutivo de la FIFA por violar el Código de Ética del organismo, Reynald Temarii de Tahití y Amos Adamu de Nigeria, la FIFA ha estado rodeada de constantes acusaciones y denuncias de corrupción, tanto en su seno como en las federaciones regionales y nacionales que la conforman.

Sin embargo, la FIFA registró un aumento en ganancias del 66% entre la Copa del Mundo de Sudáfrica y la de Brasil en 2014, superando la barrera de los $us 4.000 millones.

La audiencia televisiva también aumentó, con cifras récords para la primera fase de un mundial en el ámbito global y nuevas marcas en mercados como Estados Unidos y Australia.

La FIFA considera que más de mil millones de personas presenciaron al menos parte del juego final entre Argentina y Alemania.

Eso sin tomar en cuenta el fútbol de clubes o ligas como la Premier en Inglaterra, que aumentó en un 70 por ciento los beneficios por la venta de los derechos de transmisión por televisión.



Esteroides y béisbol

En 2005, el béisbol fue el primer deporte expulsado de los Juegos Olímpicos desde 1936.

La ausencia de sus principales figuras fue una de las razones, pero la de mayor peso fue su rechazo a adoptar las regulaciones antidopaje del deporte internacional. La presencia de anfetaminas y esteroides se hizo común en los vestuarios y marcas históricas comenzaron a caer.

Los lanzadores lanzaban la pelota más rápido y los bateadores le pegaban más fuerte.

Pero el “Juego de las Sombras”, según describieron dos periodistas del medio San Francisco Chronicle, tuvo una nueva oportunidad en 2007 cuando el artículo detalló la implicación de los Laboratorios Balco y del pelotero Barry Bonds.

Una investigación de 409 páginas del senador George Mitchell criticó la “lenta e inefectiva” respuesta de las Grandes Ligas y acusó de tramposos a 89 jugadores.

Si bien no todos fueron enjuiciados, el caso transformó la manera de asumir el dopaje de la principal liga de béisbol del mundo.

Se establecieron sanciones más estrictas y el béisbol está a un paso de regresar a los Juegos Olímpicos.

La audiencia permanece estable y la asistencia a los estadios sigue siendo la mayor que se genera en una sola liga en el mundo de los deportes.

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