lunes, 15 de febrero de 2016

Crisis en Río a seis meses de los Juegos

Hace siete años parecía una buena idea; a seis meses de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, tiene muchos pendientes.

Sólo faltan 173 días para que comiencen los Juegos Olímpicos (5 al 21 de agosto) y no, Río de Janeiro aún no está lista. No es un secreto que la justa olímpica se ha convertido en una piedra en el zapato para el gobierno local. Es como un dolor de cabeza que no sana, y que de hecho aumenta con el paso del tiempo. Y no es para menos: Brasil atraviesa por una de las peores crisis económicas de su historia, la más severa en 25 años.

Esto se explica en cifras: en seis años han salido de las arcas brasileñas 9 mil 578 millones de dólares para la organización de la competencia. La cantidad es abrumadora si se le compara con el presupuesto del Mundial de 2014, que fue 40 por ciento menor. Por eso los recortes financieros han sido constantes.

La tijera ha llegado a tal grado que ninguno de los 10.500 atletas tendrá televisión en su habitación. El Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff no puede darse el lujo de consentir deportistas cuando casi un millón de sus ciudadanos carece de empleo.

En 2009 todo parecía un sueño. Río de Janeiro había desbancado a Madrid para organizar los Juegos Olímpicos. Todo fue fiesta y jolgorio en tierras amazónicas, en donde el PIB crecía a ritmos vertiginosos: 7 por ciento cada año. Pero el gusto les duró poco. Para 2013 la mayoría de los analistas ya preveía grandes catástrofes. Lo que comenzó como un sueño idílico terminó en una tortura.

Luego de una nueva ronda de recortes de costos por parte de los organizadores de Río 2016, se pedirá a los atletas que paguen el aire acondicionado de sus dormitorios. Las comodidades de los estadios se reducirán a lo estrictamente imprescindible y se eliminarán los autos de lujo y la comida gourmet para los personajes importantes.

Entre tanto, algunos temen que los recortes profundicen la brecha entre los atletas de países ricos y los procedentes de países más pobres (algunos atletas de élite, entre ellos los jugadores de la NBA que integran el equipo de baloncesto de Estados Unidos, optaron por hoteles de lujo en lugar de alojarse en la Villa Olímpica). Quienes puedan permitirse pagar aire acondicionado o viajar con laptops y iPad los tendrán. Otros podrían no tenerlos.

“Algunos no lo van a tolerar porque no tienen necesidad de hacerlo, y otros lo harán porque tal vez no tengan alternativa”, dijo Rick Burton, exdirector de marketing del Comité Olímpico de Estados Unidos.

A Londres le sucedió algo similar en 2012. El mundo vivía tiempos complicados a raíz de la crisis financiera de 2008. Europa comenzaba a desacelerarse. Y a una semana de que arrancaran las justas se armó un gran escándalo porque se reveló que la mayoría del gasto –11.800 millones de euros– había salido del bolsillo de los contribuyentes, y no de las inversiones privadas, como había prometido el Gobierno. Según la BBC, más del 60 por ciento de los británicos no quería que se llevara a cabo la competencia.

La realidad es que desde que comenzó el nuevo milenio pocos países han salido bien librados de los Juegos Olímpicos.

Atenas 2004 fue un desastre económico debido a la corrupción. En 2008, Beijing organizó los más caros de la historia, aunque ahí los efectos sí fueron positivos, pues el Gobierno invirtió en grandes proyectos de infraestructura. Sin embargo, en Londres los dividendos fueron intangibles, sin grandes beneficios para los ciudadanos, según ha estimado Goldman Sachs, uno de los grupos de banca de inversión y valores más grandes del mundo.

Y sobre Río de Janeiro será mejor no hablar, porque hasta el virus del Zika es una preocupación extra, aunque el Comité Olímpico Internacional estudia la forma de minimizar los riesgos.

Pese a todo, los organizadores confían en que los Juegos “serán una fiesta inolvidable”, señala el director de Comunicaciones del comité Río 2016, Mario Andrada.

PAÍSES EVALÚAN NO IR A LOS JJOO POR EL ZIKA

El virus zika está generando auténtico pavor al Comité Organizador de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Río de Janeiro 2016. Las autoridades brasileñas se muestran optimistas y confían en que la llegada del invierno austral y el gran operativo puesto en marcha para luchar contra el mosquito consigan mermar la proliferación del virus.

Pese a todo, la alarma es patente a nivel mundial y, hoy por hoy, la seguridad de los deportistas está en tela de juicio, básicamente también por la falta de información sobre el virus. Ya hay al menos un país que estudia la posibilidad de no acudir a los JJOO de Río por temor al virus zika: Kenia. Estados Unidos, por su parte, ha dado un toque de atención al asegurar que entendería que sus deportistas renunciaran a participar en los Juegos si la situación no mejora, mientras que otros países como Chile, México y Colombia apuestan por dar libertad a sus deportistas, aunque hacen un llamamiento a la “máxima protección” para evitar la picadura de este mosquito que ha puesto en jaque a todo el deporte mundial. En Reino Unido y Argentina afirman que “no hay preocupación”.

Por su parte, el Comité Olímpico Internacional (COI) recuerda que el 80 por ciento de las personas infectadas por el virus zika no presentan síntomas y que las que sí los tienen los padecen entre dos y siete días.



NO HAY SOLUCIÓN A CORTO PLAZO

A seis meses de los Juegos Olímpicos Brasil aún enfrenta un problema que parece no tener solución en el corto plazo. Un nuevo estudio realizado por The Associated Press (AP) confirmó la presencia de agentes patógenos incluso en aguas alejadas de la costa, donde desembocan ríos fétidos, con aguas residuales y desagües de tormentas.

La experta en virus acuáticos y profesora de Salud Pública del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas Kristina Mena explicó: “El nivel de los virus es muy amplio. No se limita a la costa, sino que están en otros sitios y va a aumentar la exposición de la gente que entre en contacto con esas aguas”.

Los nuevos análisis demuestran no sólo que la calidad del agua no ha mejorado, sino que la contaminación abarca una mayor extensión de la que se pensaba. La cantidad de virus hallados a un kilómetro de la costa en la Bahía de Guanabara, donde los navegantes compiten altas velocidades y son salpicados por grandes cantidades de agua, son similares a las encontradas cerca de los desagües de aguas residuales.

En las aguas, hay tres tipos de adenovirus, entrovirus, rotavirus y coliformes de bacterias fecales, un cóctel capaz de generar problemas digestivos, incluidos vómitos, así como fuertes diarreas y trastornos respiratorios.

Algunos atletas, en las pruebas preolímpicas realizadas en Río de Janeiro, han intentado poner lavandina en sus remos, bañarse en cuanto terminan la competencia y tomar antibióticos, sin embargo el 7 por ciento de ellos tuvo alguna consecuencia.

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