viernes, 16 de septiembre de 2016

Espadachines paralímpicos, guerreros en silla de ruedas



Los espadachines paralímpicos entran a la arena con el tema de James Bond de fondo, aunque el agente 007 no podría encarar un combate pegado a una silla de ruedas como estos guerreros.

Muchos talentosos atletas superan sus incapacidades en los Juegos Paralímpicos de Rio. Sin embargo, los de esgrima tienen una ventaja única.

"Es uno de los pocos combates deportivos que se pueden hacer en una silla de ruedas", explicó el canadiense Pierre Mainville, que avanzó el jueves a los cuartos de final de sable.

Este espadachín comenzó a practicar esgrima en silla de ruedas a los 15 años, luego que un policía empeñado en matar a su exnovia comenzó a disparar contra el auto en el que ella se encontraba, junto a otras tres personas.

Mainville era uno de ellos. Recibió seis disparos y quedó parapléjico.

Si un arma moderna casi le quita la vida, la antigua espada lo ayudó a recuperarla.

"Cuando te pones esa máscara, te conviertes en un guerrero", indicó.

Los combatientes tienen que permanecer sentados en las sillas de ruedas fijadas al piso, inmovilizando la parte inferior de su cuerpo, puedan o no mover las piernas.

Libres de la cintura para arriba, se lanzan a furiosos combates, atacando, defendiendo, echando el cuerpo hacia atrás para escapar del filo del sable.

El sonido agudo del choque de las espadas se adueña de la sala, interrumpido por los gritos de victoria o decepción.

"Es como el ajedrez, sólo que muy rápido", estimó Mainville.

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