domingo, 21 de agosto de 2016

Rio de Janeiro distribución de una cifra “récord” de preservativos y las escenas románticas

Los Juegos de Río 2016 serán recordados por sus marcas olímpicas, pero también por la distribución de una cifra “récord” de preservativos y las escenas románticas protagonizadas por los deportistas ante los ojos de millones de personas en todo el mundo.

El primer “récord” de Río fue el reparto de 450 mil preservativos entre los 10.500 deportistas, una cifra muy superior a los 150 mil de Londres 2012. A la vista de este “volumen” se multiplicaron los rumores sobre la “intensa” vida nocturna de los atletas, hasta el punto de que algún medio local llegó a sugerir que los profilácticos “atascaron” las tuberías de la villa.

En cuestión de amores, Río tiene otro récord: las peticiones de matrimonio en público. Las primeras fueron Marjorie Enya, voluntaria en la Olimpiada, y su novia, la jugadora brasileño-estadounidense Isadora Cerullo al término de un encuentro de rugby femenino. El beso de ambas dio la vuelta al mundo.

Unos días después, la china He Zi celebraba la plata de saltos desde el trampolín, cuando su novio, el saltador Qin Kai, le pidió matrimonio. Un sí rotundo también recibió el jugador de hockey brasileño Rodrigo Faustino, tras uno de sus partidos.

El 15 de agosto batió su propia marca olímpica con dos peticiones: La británica Charlotte Dujardin, oro en hípica, aceptó a su novio Dean Wyatt Golding y el marchista británico Tom Bosworth pidió la mano de su novio Harry Dineley.

Algunos pasaron de las palabras a los hechos. Como la levantadora argentina Yael Castiglione, que se casó en la Villa Olímpica con el ex jugador de voleibol brasileño, Marcus Eloe, en una ceremonia budista y en la intimidad.

Pero el “amor” también pasó factura a los deportistas. La clavadista brasileña Ingrid de Oliveira pagó caro su encuentro en la Villa Olímpica con el remero Pedro Gonçalvez.

Oliveira, que compitió en salto de trampolín, echó a su compañera Giovanna Pedrosa de la habitación para tener relaciones con el remero la noche antes del desafío olímpico que compartían ambas.

El resultado de la prueba fue desastroso y Pedrosa terminó revelando la aventura, que le costó a Oliveira una sanción del Comité Olímpico brasileño. Un trato muy diferente recibió Gonçalvez que, al parecer, ni siquiera fue amonestado.

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