miércoles, 3 de agosto de 2016

Melbourne 1956, la política en juego

Los Juegos Olímpicos de 1956 se disputaron en Melbourne, del 22 de noviembre al 8 de diciembre. La política entró de lleno en estos primeros Juegos organizados en el hemisferio sur. Egipto, Irak y Líbano renunciaron a participar a raíz de la guerra árabe-israelí luego de la nacionalización del Canal de Suez por Egipto. Holanda, España y Suiza boicotearon los Juegos como protesta por la intervención del ejército soviético en Hungría. La sangre tiñó el agua de la piscina durante un partido de waterpolo entre la Unión Soviética y Hungría, lo que desembocó en una verdadera batalla. China abandonó Melbourne para evitar competir con Taiwán.

La ciudad australiana de Melbourne fue electa, con un voto de diferencia en favor sobre Buenos Aires, para ser sede los Juegos Olímpicos de 1956 . El Comité Olímpico Internacional (COI) consideraba merecida la asignación, pues, a su parecer, pocos pueblos en el mundo amaban tanto el deporte como los australianos. Así, por vez primera, el acontecimiento deportivo se celebró fuera de Europa y de Estados Unidos. En la cita brillaron los deportistas rusos.

No obstante, hubo algunos problemas antes y durante la organización del evento. Para empezar, la diferencia en las fechas del comienzo del verano, entre los distintos hemisferios, fue una dificultad, la cual originó que se propusiera diciembre para el comienzo de los Juegos. Al final, se acordó que el evento se realice entre el 22 de noviembre y el 8 de diciembre; como era de esperarse, esta fecha tardía alteraba el programa habitual de entrenamiento.

Las pruebas de hípica se celebraron en Suecia, a causa de la cuarentena vigente en Australia para los animales procedentes del exterior y que obligaba a éstos a estar durante seis meses en observación. Pero, además, se tuvo que enfrentar el rechazo de la población, puesto que en Melbourne el 40% de la población australiana se oponía a la realización de la justa deportiva mundial.

La política entra en escena

Los XVI Juegos Olímpicos recibieron presiones exteriores provenientes de la tensa situación geopolítica imperante en aquel entonces. Judíos y árabes estaban en disputa por el Canal de Suez, conflicto que además mezcló intereses anglo-franceses. Además, la misma Francia no tenía mejores relaciones con Argelia. Poco antes de la celebración de los Juegos, la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas había invadido Hungría, lo que causó que España, Holanda, Suiza, Corea del Sur, Egipto e Irak boicotearan los Juegos.

Y, en pleno certamen, China se retiró cuando fue izada la bandera de Formosa. Alemania, mientras tanto, logró enviar un equipo, uniendo bajo una misma bandera a los deportistas del Este, Oeste y la región del Sarre.

La URSS altera el equilibrio

Como en las ediciones anteriores, Melbourne 1956 también tuvo sus héroes. El primero de ellos fue el norteamericano Bobby Morrow , quien obtuvo tres medallas de oro en los 100 metros, 200 metros y el relevo 4 x 100, sobresaliendo en el récord olímpico de los 200 metros que batió con una marca de 20.6”.

A su vez, el fondista ruso Vladimir Kuts mostró que los atletas de aquel país estaban al nivel de los mejores, pues logró el título en las pruebas de 5.000 y 10.000 metros planos: en la primera distancia batió el récord que poseía Zatopek por 20 segundos, marcando un tiempo de 13’39”.

En consecuencia, la irrupción del equipo soviético alteró el equilibrio que hasta entonces se había mantenido en las competiciones, principalmente en la natación y el atletismo, que fueron las grandes disciplinas de aquellos Juegos. Estados Unidos y Australia tuvieron que compartir la atención popular, y los resultados, con los atletas de la entonces Unión Soviética, pero también cederles el primer lugar en el medallero.

La URSS logró una cosecha de 37 medallas de oro, 29 de plata y 32 de bronce. László Papp, de Hungría, se convirtió en el primer boxeador en ganar tres medallas de oro. Mientras, en la rama femenina, las reinas fueron, sin duda, la gimnasta húngara Ágnes Keleti, quien conquistó cuatro medallas de oro y dos de plata; y la australiana Betty Cuthbert, que alcanzó sus tres primeros títulos olímpicos en 100, 200 y 4 x 400 metros. La australiana Shirley de la Hunty venció en la prueba de 80 metros con vallas, batió las marcas olímpica y mundial, con un tiempo de 10”7.

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