lunes, 25 de julio de 2016

Estocolmo, con éxito y sin polémica

Los Juegos de Estocolmo se disputaron del 5 de mayo al 27 de julio. Los cinco continentes (28 países) estaban representados. El boxeo, prohibido en Suecia, quedó fuera del programa. El héroe de los Juegos fue el indio norteamericano Jim Thorpe, que también tenía sangre irlandesa, quien ganó el decatlón y el pentatlón. Un año más tarde sería suspendido por profesionalismo, al haber ganado 25 dólares jugando al béisbol.

Los Juegos Olímpicos de Estocolmo 1912 fueron los primeros que transcurrieron con brillantez y sin polémicas. La capital sueca fue votada por unanimidad en el X Congreso del Comité Olímpico Internacional, celebrado en Berlín en junio de 1909, tras retirar la capital alemana su candidatura por no poder contar con su estadio en el plazo señalado.

La organización sueca fue perfecta, aunque nuevamente hubo que hacer frente a algunas peculiaridades locales. No hubo boxeo debido a que estaba prohibido por ley. A cambio de esto, las mujeres dejaron de ser mera anécdota olímpica, al admitirse competiciones femeninas de natación y salto de trampolín. Participaron 2.420 hombres y 55 mujeres.

Suecia empeñó su prestigio en la organización, respaldada por el rey Gustavo V, quien se implicó personalmente en los Juegos. Se construyó el estadio Djugaarden, que exteriormente parecía un castillo medieval y que aún hoy en día sigue en funcionamiento. Se experimentó con el cronometraje eléctrico y se imprimió el primer cartel anunciador de los Juegos, que en algunos países fue rechazado por sectores sociales conservadores al incluir la figura de un hombre semidesnudo.

Los pioneros

Por vez primera, los Juegos se disputaron en un tiempo preestablecido, del 5 al 27 de julio, lejos del amparo de las ferias o exposiciones mundiales. Además, los ganadores de los tres primeros lugares en cada prueba subieron al podio y recogieron sus premios al tiempo que se izaban las correspondientes banderas nacionales en el estadio. También fueron los primeros en los que hubo un superávit económico, si se descuenta la construcción de instalaciones deportivas, entre otras cosas, gracias a la perfecta organización.

El balance positivo fue de 46.767 coronas suecas y a falta de televisión, la filatelia y la numismática aportaron su grano de arena para la comercialización y financiamiento del movimiento olímpico y deportivo.

Con respecto a las competiciones, estos Juegos se constituyeron en un punto de partida para el atletismo moderno. Se establecieron bases técnicas, un código escrito y riguroso, que sirvieron para clasificar y juzgar a los atletas. Se utilizó también por primera vez el foto-finish para clarificar las llegadas más apretadas.

Se batieron muchas marcas, algunas de las cuales perduraron durante muchos años, y comenzó a forjarse la figura del mito deportivo. Pero también cabe lamentar la primera muerte en plena competición. El portugués Lázaro no resistió la dureza del maratón y perdió la vida luego de sufrir un colapso. Y pese a las reticencias de Pierre de Coubertin, muy conservador en la apertura de los Juegos, se destacó la presencia de las mujeres. En total participaron 2.475 atletas provenientes de 28 países, en 102 eventos correspondientes a 14 disciplinas deportivas.

Los principales problemas políticos vinieron por las tendencias separatistas de naciones incluidas en imperios. Finlandia se negó a desfilar bajo bandera rusa, al igual que Bohemia (luego República Checa) bajo la del imperio austriaco. Finalmente se logró que sus atletas participasen añadiendo cintas con colores finlandeses y bohemios a las banderas rusa y austriaca en las ceremonias oficiales.

El gran fondista olímpico

Uno de los grandes protagonistas de los Juegos fue finlandés. Hannes Kohlemainen fue el primer gran fondista olímpico, con triunfos en 5.000, 10.000 y campo a través, además de una plata por equipos. Inició la dinastía nórdica que culminó en Paavo Nurmi, y que dominó el atletismo olímpico de fondo.

Sin embargo, el gran protagonista de los Juegos fue el indio estadounidense Jim Thorpe. El seleccionado logró las medallas de oro en decatlón (con un registro que le hubiera permitido estar en el podio hasta 1948) y pentatlón, prueba atlética combinada ya extinguida, en la que la clasificación se hacía por tiempos. Sin embargo, a su vuelta a Estados Unidos, una denuncia anónima le acusó de profesional y fue desposeído de sus medallas. Según la leyenda, uno de sus acusadores fue su compatriota Avery Brundage, derrotado por Thorpe y luego presidente del Comité Olímpico Internacional.

Otras figuras fueron el alemán Gottfried Fuchs, autor de 10 goles en el triunfo alemán por 16-0 a Rusia en la competición de fútbol y el atleta sudafricano Okie Lavis, que venció una prueba ciclista de fondo en carretera de 320 kilómetros. El competidor sueco Carlberg logró cinco medallas en tiro y en categoría femenina la británica Edith Hannam, con dos oros en tenis, fue la mujer que mayor número de medallas consiguió en Estocolmo.

En la cita se registró un hecho curioso, el nadador australiano Cecil Healy percibió que dos norteamericanos estaban atrasados para una de las pruebas de la natación. Healy pidió a los árbitros que atrasaran la prueba. Uno de ellos era Duke Kahanamouki, entonces recordista. El estadounidense llegó, disputó la prueba y confirmó el favoritismo al quedarse con el oro. Para Healy sobró la plata.

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