sábado, 30 de julio de 2016

Pajón e Ibargüen, las esperanzas de Colombia

Por talento, trayectoria y tesón, las estrellas deportivas Mariana Pajón y Caterine Ibargüen, apuesta fuerte de Colombia en Rio-2016, son los rostros de la esperanza de un país que busca superar más de medio siglo de violencia.

La bicicrosista Pajón y la atleta Ibargüen, oro y plata respectivamente en la cita de Londres-2012, han mostrado ser inspiración en una Colombia golpeada por el conflicto armado que ha enfrentado a guerrillas, paramilitares y fuerzas estatales, y por el narcotráfico y su cruenta guerra contra el Estado.

Ambas nacieron en medio del temor y la muerte: Pajón hace 24 años en la Medellín de los carro bombas y los sicarios enviados por el capo de la cocaína Pablo Escobar para sembrar el pánico; Ibargüen hace 32, en la ciudad de Apartadó, en la convulsionada y empobrecida región del Urabá (noroeste), tristemente célebre por las masacres y los desplazamientos forzados.

Pero la una y la otra lograron canalizar su vocación más allá de las dificultades.

SOBRE DOS RUEDAS

Para Pajón, la chica de 1,58 metros de estatura y mirada dulce, significó probar que como mujer podía ser la "Reina del BMX" en que finalmente se convirtió.

Su amor por el 'Bike Moto Cross' surgió desde muy niña, cuando acompañaba a su hermano Daniel a las pistas. Casi por instinto, a los tres años montaba en bicicleta y dos años después ya competía, siempre contra varones porque no había más niñas que practicaran este deporte, considerado extremo.

La estela de triunfos para Pajón comenzó a los cinco años, cuando se quedó con su primer campeonato nacional y siguió sin parar acumulando trofeos internacionales, como el Campeonato del Mundo Junior Femenino y el Campeonato del Mundo Crucero Junior Femenino en Adelaida (Australia) en 2009.

Pero fue en la justa olímpica de Londres-2012 que Mariana dejó al mundo boquiabierto al salir del partidor y literalmente volar 37.706 segundos para quedarse con la medalla de oro del BMX femenino.


SALTO A LA PROEZA

En contraste con la menuda Pajón, una espigada morena de 1,80 metros y piernas interminables le ha demostrado a Colombia que es posible darle un salto a la pobreza y a la guerra.

Ibargüen creció en un hogar agobiado por la necesidad y en medio del conflicto armado y salió adelante gracias a su abuela Ayola Rivas, quien encarna la lucha de muchas familias en un país de grandes desigualdades.

La carrera deportiva de Caterine comenzó en el voleibol, pero un profesor de su colegio la llevó a las pistas de atletismo, de donde nunca más salió.



Pajón se quedó con el oro en los Panamericanos de Guadalajara, la plata en Londres-2012, el oro en los mundiales de Moscú-2013 y Pekín-2015. Además, se adueñó de las Ligas Diamante 2014-2015.

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